Un tiempo después de su muerte, solicité el ingreso en la misma. Espero aún, pues su lista de espera es larga, pero entre tanto, soy Novicio de la misma. Y, en atención al cariño que siento por dicha Orden, decidí hacerles un regalo, que es el que voy a presentar a continuación.
En primer lugar, dos interpretaciones del emblema de la Orden, con diferentes tipos de estrella.
Y, en segundo lugar (el importante, de hecho), el collar de la Orden (consistente en una vieira pendiente de un cordón rojo), heraldizado, por llamarlo de algún modo, para permitir su uso acolado al blasón. Su adopción o no queda a discreción de la Orde. De todos modos, y a pesar de no tener derecho a emplearla, no pude resistirme a comprobar como quedaría en mi blasón, sola y acompañada de la corona tradicional de los Reyes de Armas.
Espero que les resulte un grato regalo y que, unido a mi ofrecimiento a llevar a cabo tareas en materia heráldica para la Orde, contribuya en cierto modo a la expansión de la heráldica gentilicia en la Península.