martes, 6 de diciembre de 2011

Ironía heráldica.

Hace unos días, los interesados en las ciencias heráldicas recibíamos, con desigual opinión, la nominación de Nicolás Sarkozy y su esposa, Carla Bruni, como miembros de la Orden del Toisón de Oro. Este tema ha dado mucho que hablar, en los círculos heráldicos y en los periodísticos.

Bien es sabido que Francia, país republicano por excelencia, es ciertamente laxo en lo que a mercedes nobiliarias respecta. Países como Estados Unidos o la República de Irlanda tienen una normativa muy estricta en lo que a dignidades y condecoraciones se refiere, si son de carácter nobiliario. Austria prohibe directamente el uso de cualquier cosa que huela a nobleza. A pesar de no compartir los planteamientos antinobiliarios característicos del republicanismo más extremo ( a mí, personalmente, la nobleza no me molesta, siempre que no sea más que nadie, y creo que es una buena cúspide del sistema de condecoraciones, por su peso cultural), entiendo esa actitud. Sin embargo, no entiendo la de Francia, radicales sobre el papel, y flexibles cuando les conviene.

La muestra más evidente de esta flexibilidad la encontramos en el hecho de que absolutamente todos los Presidentes de Francia ostentan un título nobiliario: Copríncipes de Andorra. Este coprincipado, compartido con el Obispo de la Seu d'Urgell, se remonta a tiempos oscuros, de cambios, cesiones, y muchos pequeños feudos en los Pirineos. Extinto en su rama francesa al caer el Antiguo Régimen, Napoleón lo reclama, uniéndose desde entonces a la Jefatura de Estado francesa.

Sarkozy demuestra en el caso de su Toisón la misma flexibilidad de que hace gala su país de origen. No en vano, el ingreso en una Orden de Caballería supone rango de Caballero. El Toisón es, en sí, un título de nobleza, igual que lo es la Orden de Carlos III, o cualquier otra de ese estilo. Hay quién sostiene lo contrario, claro, esta ciencia es muy dada a opiniones divergentes sobre asuntos aparentemente sencillos. Sin embargo, por tradición, los Hidalgos se hacían Caballeros en este país al ingresar en alguna de las Órdenes de Caballería existentes.

Lo realmente irónico de este asunto no es lo que ya expuse, de todos modos, que no deja de ser una opinión personal. El punto curioso de este tema es que la soberanía de la Casa Real Española sobre la Orden del Toisón de Oro viene dada por la posesión, por parte del Rey, de los títulos de Duque de Borgoña y Conde de Flandes, fundadores de la Orden... y nobles franceses.

Así pues, más de doscientos años después de la caída del Antiguo Régimen en Francia, el Presidente de la República Francesa recibe una Orden de manos de un monarca, por ser poseedor de dos títulos franceses. Curioso, cuanto menos.

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